Hay proyectos que empiezan y acaban, como amores de verano cuando se veraneaba. Estos son algunos que, como no te des prisa, desaparecerán. Y me niego a llamarles pop-up. Efímero, es una polisílaba mucho más sugerente. Incluso limitada lo es. Pero está algo manoseada, que es otra bonita polisílaba.
1. La vuelta de Sybilla. Sybilla fue una de las primera diseñadoras que conocí. Le robaba el TELVA a mi madre para ver sus vestidos negros con esas transparencias que no entendía. Pasaron los años y me compré alguna prenda que ahora no encuentro por ningún lado. Sybilla siempre ha sido una diseñadora isla. Mucho del minimalismo sensual que vemos hoy en España bebe de ella. Esta mallorquina tan singular aglutina muchos referentes, los digiere y lanza ropa que sólo puede ser suya. Ha logrado eso que otras intentan durante años: es ser reconocible. Reconocible por un buen motivo. Ahora vuelve con una tienda efímera pensada por Better en un patio en la calle San Lorenzo, uno de los rincones más bonitos de Madrid.
Hasta cuándo: 19 de abril.
2. El guisante lágrima. Su historia me recuerda a la de esas flores que se recogen a una determinada hora porque, si no, pierden el aroma. Este guisante se recolecta durante una temporada muy corta del año; el agricultor no le deja que crezca para que así concentre todo el sabor. Estos microguisantes casi revientan en la boca. Los de La Tasquita de Enfrente llegan del norte, donde se recogen a primera hora de la mañana, y son deliciosos. Intento comerlos cada año porque, además, que se llamen «lágrima» me suena a bolero.
Hasta cuándo: Mayo.
3. Canela en Rama. Confieso que no había oído el nombre de este restaurante antes de que los astutos chicos de The Table lo eligieran para su cierre de temporada en The Table By. Venía de Linares, un lugar en el que parece que sólo nacen famosos: Raphael, Carmen Linares, Andrés Segovia… Fui sin saber qué iba a encontrarme, aparte de un aceite fabuloso. Lo que me encontré fue una comida deliciosamente cocinada, con gusto, equilibrada y con la mirada justa sobre la tradición. Me gustó la energía de la gente. Aún me da tiempo a volver. Imagen: Pablo Gómez Ogando.
Hasta cuándo: 17 de mayo.
4. Creme Abricot #999. Llegará un día en el que dejemos de enamorarnos de cremas, pero ese día aún está lejos. La Crème Abricot es una crema de uñas y cutículas que lanzó Dior en 1963. Esta primavera, por primera vez, se tiñe del rojo 999. Los Dioréfilos sabemos traducir ese número. La traducción es: rouge. O rojo. Peter Philips, el maquillador de la casa lanza una colección especial para homenajear a este color e incluye en ella esta pequeño mito redondo. Las que lo usan saben de qué hablo.
Hasta cuándo: es una edición limitadísima.
5. Sol LeWitt para Uniqlo. Uniqlo es esa clase de marca que nos gusta aunque no nos compremos nada de ella. Aunque, en realidad, sí nos compramos algo en ella. Los fetichistas del mundo estamos muy contentos porque, esta temporada la marca japonesa colabora con Sol LeWitt en una edición especial para el MoMA. Hubiera dado mucho por estar en la mesa en la que se negoció este tandem. Es un ejercicio interesante de coqueteo del arte con la moda, un cortocircuito en eso llamado mercado del arte. Si me gustan o no las camisetas, qué más da.
Hasta cuándo: esta primavera.