Chicalista

La vida es un caos. Necesita listas.

Siete motivos por los que sólo puedo defender a septiembre: precrastinación, cucharas, Paris, La Isla Mínima, etc.

Septiembre no necesita ni defensa, mi defensa. Pero aquí van algunos motivos que lo colocan, junto con junio, en el top de los mejores meses del año..

1. Paris. En septiembre, desde hace años, siempre voy a Paris. Sí, esa ciudad con esa alcaldesa. Me gusta sacar la ropa de otoño, quejarme de que, vaya, siempre llueve una tarde y de que el queso de la sopa de cebolla la hace complicada de comer. Me gusta pensar que en unos días dormiré en el Hôtel de Sèze, comeré en Camelia y pasearé por la Le Jeune Rue. Me gustan los rituales, sobre todo si implican mantequilla y cielos grises. Los cielos grises favorecen.

2. Vuelve Dianne. Dianne Lockart, claro: ¿hay otra? Y Alicia. Y Eli. Vuelven las series como The Good Wife tras un verano que nos aparecido eterno. Igual lo ha sido. Llega a España, Nessa Stein; Nessa, un nuevo arquetipo de mujer con el que no contábamos. Esta mujer es el personaje que interpreta Maggie Gyllenhaal en de The Honourable Woman, que estrena Canal + en otoño. Es nuestra nueva serie favorita; también el nuevo armario que queremos.

3. Es el mes de la precrastinación, concepto del que escribe mi admirada y querida Vicky Vilches en Esquire. Yo soy más de precrastinar que de procrastinar. Soy de hacer ayer lo que podía hacer hoy. Me gusta ir llenando la agenda de tareas y cerrarlas cuanto antes. Me gustan las listas pero, sobre todo, me gusta tachar listas. Y pronto, para así hacer otras...

4. Las sorpresas. En septiembre, de repente, te dicen que eres una mujer TAG Heuer. Tú, que no eres una mujer nada. Y te mueres de risa, claro. Y recuerdas una noche en la que te dijeron que te presentaras en una dirección del centro de Madrid. Era la Casa Palacio de Duarte Pinto Coehlo, pero tú no lo sabías. Subiste las escaleras y, ta chán ta chán, te tocó una varita mágica. En poco tiempo estaba maquillada y tenía un reloj impactante en la muñeca. Y en plena ensoñación y, mirando la hora cada segundo, supe que eso de regalar, en una pedida de mano, sólo un reloj no era interesante. Que los dos novios merecían su reloj y que por eso esta marca lanzaba su Bridal Kit. Y estaba yo con mi champagne en la mano mientras me enteraba de todo esto. Y yo seguía mirando el reloj. Y un día me mandaron esta foto y me vi, tan loquiana, con ese reloj que no paraba de mirar y me entró ente pudor y emoción.

5. El primer calcetín. Uno de mis momentos favoritos del años es ese en que te pones, por primera vez, un calcetin después de meses con los pies desnudos. Ese momento es como comer una sopa recién hecha y caliente. La ropa de invierno es más bonita y más difícil que la de verano; no entraremos en si es más bonita porque es más difícil ni si extrapolamos eso a otros temas. Además, los calcetines son una prenda perfecta y una potentísima herramienta de expresión. Dicen mucho más de nosotros que quince vestidos de verano. Desde el respeto, vestidos de verano.

6. Vuelve la cuchara. Mi cucharafilia es harto conocida; por cierto, tenías ganas de escribir «harto» en ese contexto. En septiembre se dejan atrás las sopas frías (salmorejo, estás delicioso pero tras cien litros/kilos me has saturado). Ahora llega la artillería pesada: las sopas calientes, las alubias, las lentejas y los garbanzos. Comienza la época en la que empiezo a perseguir las mejores sopas de Madrid, donde busco esas sopas thais que contienen toda la pirámide alimenticia, me atrevo con sopas finlandesas algunos domingos tontos, sigo el rastro de arroces caldosos y elijo destinos en función de sus sopas. Es el momento dejar aparcado el tenedor, tan agresivo. La cuchara, que llega en septiembre, se comporta de manera más cariñosa, acariciando los platos.

*Cucharas del diseñador noruego Stian Korntved Ruud vía Dezeen

7. Llegan Boyhood y La Isla Mínima. No soy de esas personas que necesitan ver las películas, leer los libros ni viajar a las ciudades para saber si le gustan o no. Me temo que no. Lo sé antes. Manejo suficiente información, me fío de las personas correctas y me conozco lo suficiente como para ir sólo a (mi) caballo ganador. Una pequeña dosis de soberbia ahorra tiempo. Y la vida es corta, aunque sea ancha y en ella quepan muchas cosas. Sé, sin verlas, que las últimas películas de Linklater (mon amour) y de Alberto Rodríguez (esas marismas a lo True Detective) me van a encantar. Me conozco. Son muchos años.

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Un comentario el “Siete motivos por los que sólo puedo defender a septiembre: precrastinación, cucharas, Paris, La Isla Mínima, etc.

  1. Carla - Scrapbook
    septiembre 9, 2015

    Acabo de caer por casualidad en tu blog, y me he enganchado un poco a tus entradas, ya llevo leídas más de 10. Me mola mucho la forma de redactar que tienes y de exponerlo todo enumerando, espero que retomes las entradas. te sigo.

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Esta entrada fue publicada en septiembre 4, 2014 por en Uncategorized y etiquetada con , , , , , , , , , , , .
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