1. Porque es horizontal y tranquila
2. Porque lo anterior es mentira: no es tranquila. En Washington nada es lo que parece.
3. Por sus museos: la Smithsonian tiene dieciséis ( oh, yeah) , entre ellos el Hirshhorn; además está la National Gallery , la Phillips Collection ( con sus Rothko y su super Renoir) y hasta el International Spy Museum . Washington NO se ve en un fin de semana: en un fin de semana aprendes a pronunciar Hirshhorn.
4. Porque es perfecta para runners. Recorrer los memoriales en coche es insuficiente, andando puede ser aburrido, pero corriendo es perfecto. Lincoln, Jefferson, Roosevelt…y de paso repasas la Historia. Se está construyendo el primer memorial en el Mall dedicado a alguien que no ha sido presidente del país. El elegido es Martin Luther King, consagrado así como padre de la patria.
5. Por los mercados y restaurantes orgánicos que salpican la ciudad. Michelle tiene mucha culpa de agitar la escena culinaria. O si no, que se lo pregunten a Nora, donde no hay quien reserve.
6. El W Washington DC. Allí he batido mi record de horas sin salir de un hotel. Para qué, si tenía la ciudad a mis pies, una habitación reconvertida en oficina, un restaurante J&G Steakhouse frecuentado por FLOTUS, un cocktail de jengibre insuperable y personas empeñadas en hacerme sentir bien?
7. El Newseum, un museo fascinante para yonquis de la información como yo; es emocionante ver las portadas del 11 S de los periódicos de todo el mundo. También confirmar qué bien comunican en ese país. Y enterarme de una maldita vez qué es la Quinta Enmienda.
8. Georgetown, donde tiendas como J. Crew o Anthropologie están en casitas deliciosas y tienen mil veces menos gente que en Nueva York. Y encuentras, por tanto, tu talla.
9. Porque pude ver el edificio de Watergate. De noche y con algunas habitaciones iluminadas. Demasiado para una mente deformada por la ficción como la mía.
10. Lugares como Old Ebbit. Fue la taberna más antigua de la ciudad. Hoy es un grill mastodóntico donde se reúnen militares y funcionarios como de película de Paul Greengrass y blogueras españolas como yo. ¿Quién dice que no soy una espía como Valerie Plame?
Qué pena no conocerlo…aún.
Mira que en Navidades me voy a Marruecos… lo mismo cambio el destino!!
Pero ¿cómo lo haces que cualquier ciudad, cualquier película, cualquier recomendación parece tan apetecible? Ahora creo que me faltará algo importante hasta que no visite Washington…
Sí, opino lo mismo, ahora me parece imprescindible. ¡Y pensar que tengo amigos allí viviendo y todavía no he utilizado su ofrecimiento de casa!