Salir a correr por el Templo de Debod mientras pienso que tengo que actualizar el blog.
Mirar las portadas de las revistas de la semana y descubrir cuánta información estéril tengo almacenada. Sé quién es Amanda Hearts sin que me lo explique el Hola!.
Envolverme con Eau Dynamisante, de Clarins, un olor feliz que debería llenar las calles. Pensar que igual que alguien se inventó el término boyfriend pants, debería existir boyfriend perfum o girlfriend perfum, esos perfumes que se “roban” en cuartos de baño ajenos.
Escribir un reportaje para una de mis revistas sobre los mejores spas del mundo. Por el camino he elaborado mi top-five (futura lista).
Leer y estudiar sobre la época de la Secession vienesa para otro artículo de otra revista. De paso, recomendar el hotel Altstatt a unos amigos que van a Viena y recordar que estamos en el Año Mahler
Teclear “Gustav Mahler” en Spotify.
Pensar si cortarme el pelo como Emma Watson o si llevar el último Harper´s Bazaar a la peluquería, señalar la melena de Bianca Balti y decir: “Así quiero el pelo”. Esperar la carcajada de la peluquera. Nota: Qué difícil es ver una buena portada como la del Harper´s en España.
Ir rellenando el Calendario de Google, ese gran aliado, con presentaciones a prensa (Korres, Gucci, Oysho…) y viajes otoñales.
Comer en Sukothay su especialidad del verano: salmorejo asiático.
Leer por enésima vez y en la enésima revista que esta temporada iremos vestidas de camel, llevaremos zapatos masculinos y faldas de vuelo. Menos mal que lo tengo ya todo por listilla, por visionaria o por antigua!. Básicamente unos días pretenderemos ir como extras de las dos primeras temporadas de Mad Men y otros como si estuviéramos en Balmoral con a Familia Real Inglesa.
Buscar por varias librerías “Qué hago yo aquí”, de Bruce Chatwin con vistas a un proyecto con un nombre muy catchy pero sin sponsor. Aún.
Hojear “El Mapa de la vida”, de Adolfo García Ortega y decidir que sí, que lo voy a leer. Hablar con alguien de cómo me ha gustado “El olvido que seremos”, de Héctor Abad Faciolince. Y de cómo algunos libros tienen la virtud de abrir puertas cerradas con mucho cuidado y de cómo a veces logran eso casi imposible de transmitir amor.
Leer los provocadores artículos de Luz Sánchez-Mellado de El País. Qué divertida. Qué bien sabe quedarse en el borde de peligro.
Ver un par de capítulos de How I met your mother, el Friends de mi generación
Cenar comida de Kotobuki mientras hablamos de maratones, masters, hoteles en Berlin y last but not least at all: hombres.
“El olvido que seremos” es divino!