Dieciocho manías (casi) inconfesables
-No soporto que, al salir de casa con alguien, ese alguien abra la puerta mientras aún estoy recogiendo el bolso y las llaves. Esa persona se lleva la única mirada de odio de mi repertorio.
-Cuando hablo por teléfono, nadie puede hablarme. Si estoy hablando por teléfono con una persona, no os atreváis a hablar con a esa persona. Jules et Jim sí, triangular, no.
-Llevo tres barras de labios en el bolso. Una es roja, otra es un bálsamo labial y otra varía según mi ánimo. La de esta semana es fucsia. Las puedo usar las tres a lo largo de un solo día. Las uso las tres a lo largo de un solo día.
-Nunca me pruebo ropa con las gafas puestas.
-Encuentro la paz si tengo las uñas bien limadas. Me rompe la paz ver uñas mal cuidadas. Cortázar escribió «me estoy atando los zapatos, contento, silbando y de pronto la infelicidad». Yo me estoy abrochando las sandalias y veo unas uñas irregulares y la infelicidad.
-Al cine voy o con gente de extrema confianza o sola. Me siento en las primeras filas: si me siento atrás siento que estoy viendo una película en el AVE.
-Cuando llego a un hotel lo primero que hago es guardar en un cajón el menú del room service, promociones del spa y todos los papeles que encuentre.
-No puedo mantener una conversación importante con el móvil y en vertical. Tiene que ser a través del fijo y en horizontal.
-Nunca duermo con pantalón largo ni calcetines. Ni en el día más frío. Nunca. Jamais. Never. Duermo con manga larga solo dos o tres noches al año: las que estoy con gripe.
-Bebo el Cola-Cao siempre a pequeñas cucharadas. Así prolongo el placer. Meriendas tántricas.
-Tengo extremo cuidado al mezclar cuellos de camisas, vestidos y americanas. Nunca uso collares sobre tejidos, siempre sobre la piel. Y bajo ninguna circunstancia en invierno sobre lana. No llevo medias con bailarinas. Ni loca.
-Lo primero que hago al volver de un viaje es deshacer la maleta. Antes de beber un vaso de agua. Lo primero que hago al llegar a un hotel es deshacer la maleta, aunque solo vaya a estar horas. Mi casa es donde está mi estuche de lentillas.
-No uso ropa interior color visón o ese color mal llamado «carne». Hay alternativas. ¿Se transparenta? Que-se- trans-pa-ren-te. Nadie merece ese espectáculo triste y como de posguerra.
-Necesito llegar con tiempo a los aeropuertos. Mi medida de la calidad de vida no son las zonas verdes ni el buen transporte público: es que me sobre un poco de tiempo en todo lo que hago.
-No puedo dormir con persianas bajadas ni cortinas corridas a menos que esté en Asia y el jet-lag amenace con volverme loca. Hacia la luz, Anne!
–Olores: esto merece un capítulo aparte.
-Ruidos: idem. El lujo es el control del ruido y el olor
-Si no he entendido un párrafo de un libro tengo que detener la lectura hasta que lo comprenda perfectamente. De lo contrario, pienso que ocurrirá alguna catástrofe y me iré al otro mundo sin haber leído ese párrafo como correspondía.
Nota: aparte de esto, soy una chica fácil, sencilla y normal.
Chicalista 
Brillante, maravilloso. La afición en pie. Si coincido en trece de los puntos… eso me hace una chica casi casi lista? Would love to! Me encantan tus listas!
Yo he ido al cine contigo. Mucho.
Buceando por la Red me he encontrado con este post y me ha encantado por la naturalidad con la que lo cuentas! 😉 Yo también tengo alguna manía y ya pensaba que era rara, pero estas son de libro. Para mí, geniales. Enhorabuena!
Jajaja… lo de los párrafos de los libros también me pasa a mí… Creo que tiene algo de TOC…