1. El día que nació mi primera empresa. Fue el 15 de marzo, con los idus, y con la mejor socia que podría soñar. Fue tan bonito quitar el password de Laconicum y lanzarlo. Y lo mejor acababa de empezar.
2. El día que me dejaron entrar en el cockpit de un Airbus 380 de Air France en un vuelo Tokio-Paris. Estábamos sobrevolando Siberia. Se veía hielo por todos lados. Pura poesía.
3. La noche que cené con Patrizio di Marco en un palacio florentino.
4. El día que asistí, atónita, al espectáculo de un guepardo devorando a una gacela mientras sus padres aullaban de pena. Fue en Kenia. Tardó una hora en hacerlo. Luego se tumbó a dormir la siesta
5. El día que crucé la puerta de La Mamounia con mi hermana. Me acuerdo (Joe Brainard, esto es para ti), de nuestras caras al pensar que ese lugar iba a ser nuestro un par de días.
6. La tarde que vi The Deep Blue Sea.
7. El día que decidí que no pasaba nada por abandonar. Y que no tenían que ser batallas perdidas, podían ser incluso batallas por ganar.
8. El día que Gwyneth Paltrow pasó cinco minutos hablando de los bonito que era el vestido que yo llevaba y preguntándome dónde lo podía comprar. En perfecto castellano, claro. Ella, la mujer que llevó en los Oscars el vestido más bonito del año.
9. El día que la gran lectora romántica se pasó al Kindle. Y descubrió que iba a seguir comprando libros de papel siempre que fueran deliciosos y que había muchos que lo eran.Y que todo era compatible. Y que, como el saber y el placer sí ocupan lugar, había que racionarlos bien.
10. El día que miré atrás y descubrí que tenía nuevos amigos.
11. Los días que me reí mucho, mucho, en Asia, con gente fabulosa. Ellos saben quiénes son.
12. El día que volví a montar en bici, correr y, hasta a hacer el pino, después de un año de fragilidad en la espalda.
13. La noche que se me estropeó el walkie-talkie en una tienda (preciosa pero solitaria) de la sabana keniana y no había luz, y no entendía los ruidos que había ni por qué el cielo era tan oscura. La vida sin emociones, vaya cosa mate…
14. La tarde que me corté el pelo.
15. El día que supe que, por determinadas causas, tenía que manifestarme. Con lluvia, con calor, sola o acompañada, sin ganas o con muchas.